Argentina enfrenta una crisis sanitaria en salud infantil por la caída histórica de las coberturas de vacunación, que pone en riesgo la inmunidad colectiva y el control de enfermedades inmunoprevenibles. Datos oficiales analizados por expertos señalan una baja sostenida en la aplicación de dosis del Calendario Nacional de Vacunación, con consecuencias ya palpables: en los últimos meses se registraron siete muertes por coqueluche (tos convulsa), una señal alarmante del retorno de patologías que antes estaban controladas.

El grupo más afectado son los bebés menores de 18 meses, que concentran la mayor proporción de hospitalizaciones y fallecimientos evitables. La pérdida de cobertura en esta franja etaria disminuye la protección individual y colectiva que protege a los lactantes en su primer año y medio de vida, cuando reciben las vacunas básicas del esquema primario.

Especialistas en salud pública describen un escenario de fragilidad inmunológica colectiva. Para enfermedades que requieren coberturas superiores al 95% para garantizar inmunidad de rebaño, la actual caída de la vacunación habilita la circulación activa de virus y bacterias que habían sido controlados o erradicados. La coqueluche, con casos fatales recientes, evidencia el impacto directo en la mortalidad infantil evitable.

Entre las causas que explican este colapso en las coberturas se mencionan la pérdida de continuidad en los programas territoriales de inmunización, problemas en la logística y abastecimiento de dosis, y decisiones políticas y estructurales que debilitaron el área de inmunizaciones en los últimos dos años. Además, la pérdida de confianza pública y la menor promoción y accesibilidad a los servicios de vacunación agravan la situación.

El diagnóstico apunta a la necesidad urgente de reconstruir la estrategia de inmunización: garantizar stock permanente de vacunas, reactivar equipos sanitarios locales, recuperar campañas de promoción y acceso a la vacunación, y reforzar la comunicación con las familias para restaurar la confianza en el calendario de vacunas. Sin estas acciones focalizadas y sostenidas, el país corre el riesgo de ver brotes más extensos y una mayor mortalidad infantil por enfermedades prevenibles.

La situación actual obliga a una respuesta coordinada entre autoridades nacionales, jurisdiccionales y equipos de salud territorial para recuperar coberturas y proteger a la población más vulnerable. La restauración de un sistema de inmunizaciones robusto es clave para evitar el retorno de enfermedades graves y preservar la salud infantil en todo el país.